RESEÑA: Puertas de fuego, de Steven Pressfield

Puertas de fuego, Steven Pressfield.
Puertas de fuego, Steven Pressfield.

Apasionante. Sin duda un buen candidato para mi favorito del 2011. Son de esos libros que cuesta dejar de leer, y que andas siempre buscando un rato, aunque sean cinco minutos, para avanzar un poco más en la historia y, por el contrario, según van quedando menos páginas para el fin, empiezas a sufrir porque se acaba.

La novela comienza con la victoria persa en las Termópilas, donde tras aniquilar a Leónidas y los suyos, encuentran un superviviente, Xeones, un soldado auxiliar extranjero que combatía con las tropas carmesíes. Jerjes lo manda atender por sus médicos, y lo lleva a su tienda para que le relate la historia de los Espartanos, que le fascinaba y aterraba a la vez, ya que no comprendía el sacrificio máximo que esa raza era capaz de realizar en un inutil (no lo fue tanto al final) acto simbólico.

Xeones actuara como cronista, y narrara su vida desde su nacimiento hasta su caída en las puertas calientes al lado de los 300. A través de la historia de Xeones, Pressfield nos contará de un modo muy didáctico, las costumbres espartanas, haciendo hincapié en el entrenamiento de los muchachos desde la infancia, preparándolos para la guerra hasta convertirlos en máquinas de combatir.

La educación espartana: ESTO ES ESPARTA !!!!
La educación espartana: ESTO ES ESPARTA !!!!

Nuestro protagonista quedará huérfano de polis de muy joven, y se dirigirá a Esparta para vivir junto a los lacedemonios, ya que Xeones ha tenido siempre una educación filoespartana. Su tutor le decía «Atenas y Corinto hacen monumentos y poesía, pero Esparta hace hombres». Allí, intentará asimilar la vida espartana, aunque nunca podrá obtener la ciudadanía de pleno derecho. Finalmente, será entrenado con las tropas auxiliares espartanas, junto con algunos ilotas selectos.

Desde ese momento, y hasta la batalla del desfiladero, Pressfield se servirá de unos cuantos actores para hacernos un boceto general de la Esparta de la época: Leóndas, Dienekes y otros tantos espartanos reales nos mostrarán la vida de los soldado de la lambda.

En cuanto a la historia de las Termópilas, es por todos de sobra conocida. El ejército persa, con el dios-rey Jerjes a la cabeza, avanza por toda Grecia conquistado todo a su paso y sometiendo ciudad tras ciudad, hasta que reclama la sumisión (enviadme tierra y agua) de una pequeña polis llamada Esparta. Craso error; Esparta no se somete, Esparta no negocia, Esparta no pregunta cuantos enemigos son, sino dónde están.

Para dar tiempo a preparar la resistencia griega, uno de los reyes de Esparta, Leónidas, decide intercerptar el avance de los persas en un embudo natural, el desfiladero de las Termópilas, por donde tenían que pasar obligatoriamente. Allí, aprovechando que la orografía del terreno les era favorable, y dejaba inoperativa la superioridad numérica de los persas, esperaba retenerlos un tiempo, aunque sabía que finalmente habrían de fallecer todos. Por ello, sólo se llevo a unos cuantos espartanos (300), asegurándose que todos ellos eran hombres maduros que dejaban heredero varón, puesto que no volverían a engendrar de nuevo. Les acompañarían unos pocos miles de soldados auxiliares, y algunos soldados de otras polis griegas.

El objetivo de Leónidas era triple. Por un lado, quería ganar tiempo para que Esparta organizara al resto de Grecia y coordinaran una gran alianza militar conjunta que pudiera hacer frente a los persas. Por otro, debilitar las fuerzas persas por hambre, ya que ese enorme ejército se alimentaba saqueando las tierras por las que avanzaba, porque su logística no alcanzaba para enviar comida y suministros desde Persia. Tenerlos parados largo tiempo en un sitio significaba hacerles pasar hambre y necesidades. Finalmente, quería dar un golpe de moral; a los persas en primer lugar, insuflando el miedo en sus corazones, al ver como un puñado de soldados les infringían tanto dolor, y que se aterrorizaran pensando en lo que pudiera pasar cuando viniera el grueso de los griegos, y al resto de los espartanos que dudaban en principio de la conveniencia de presentar frente, pero que se verían obligados por el honor a vengar a sus caídos en combate.

Esta última idea queda maravillosamente reflejada la inspiradora arenga de Dilios, al final de la película 300, de Zack Snyder:

Y aqui, ahora, en esta escarpada tierra llamada Platea, las hordas de Jerjes se enfrentan a la aniquilación. Ahi están, los bárbaros desalmados, con el corazón encogido y tembloroso el pulso, aterrorizados, pues son conscientes del despiadado y brutal horror que sufrieron frente a las espadas y lanzas de los trecientos. Y ahora, desde el otro lado de la llanura, contemplan a diez mil espartanos a la cabeza de treinta mil griegos libres…

Monumento a Leónidas.
Monumento a Leónidas.

Si buscas una novela épica, sin duda alguna Puertas de Fuego es épica pura. Con mayúsculas.

Autor: César

Soy un lector empedernido. Desde que tengo uso de razón he devorado libros; comiéndomelos literalmente, cuando era demasiado pequeño para leerlos, y de un modo más ortodoxo más adelante. Comencé a leer cuentos y tebeos, como todo el mundo supongo, y mis primeras novelas fueron las aventuras de Los Cinco, El Coyote, las aventuras del Oeste de Zane Grey y de los mares tropicales de R.L. Stevenson.

7 opiniones en “RESEÑA: Puertas de fuego, de Steven Pressfield”

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  2. Yo la leí en verano y me gustó mucho. Muy ilustrativa sobre como vivían los espartados de esa época, como pensaban, cual era su idiosincrasia… ESTUPENDA, ilustrativa, entretenida, divertida. La recomiendo.

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