Cuando me puse a leer esta novela comenté que su lectura era casi casi una apuesta segura, ya que de este autor había leído varias novelas y todas ellas, en mayor o menor medida, me habían resultado bastantes aceptables. Pues bien, después de leerla puedo asegurar que nada más lejos de la realidad. No me ha gustado nada en absoluto. Su estilo se aleja bastante de lo que hasta ahora había leído de él. La novela, al contrario que otras suyas, está compuesta por varias historias, seis concretamente, todas ellas con la investigación genética de telón de fondo, pero prácticamente ese es el único nexo en común entre ellas.
Un hombre aquejado de cáncer que se cura cuando estaba desahuciado y cuyas células están siendo objeto de especulación por parte de grandes empresas; un investigador que accidentalmente proporciona a su hermano drogadicto una dosis de un virus en el que se encuentra trabajando tras aislar el gen de la madurez; un loro sometido a experimentos genéticos que desarrolla no sólo el poder de comunicarse por el habla sino además una gran inteligencia; un chimpancé híbrido entre chimpancé y humano gracias a la investigación genética, es adoptado por una familia que lo hace pasar por un niño…, estas son algunas de las historias que nos vamos a encontrar a lo largo del libro.
Pero son tan poco creíbles las situaciones que plantea el desarrollo de las mismas que éstas resultan ridículas, ni siquiera pueden ser consideradas como algo cómico. Las historias se van alternando a lo largo del libro, pero los personajes, que son muchos, están tan poco desarrollados y definidos que lo que provoca es que el lector se sienta perdido y confundido. No sé, he llegado a preguntarme durante su lectura si de verdad estaba escrita por él.
Tentado he estado en varias ocasiones de abandonar su lectura, pero sólo mi cabezonería ha conseguido que llegase hasta el final, un final tan decepcionante, o más, que el propio desarrollo de la obra.
Eso sí, podemos considerar la obra como un medio utilizado por el autor para criticar sin ningún tapujo todo lo que concierne al mundo de la especulación en el campo de la ingeniería genética. De hecho, al final de la novela nos reserva unas páginas en la que el autor nos hace una exposición bastante detallada de sus propias conclusiones. Quizá lo mejor de todo el libro.
Desde luego, en mi humilde opinión, la novela como tal no vale nada y tan sólo estas reflexiones finales merecen la pena. Aunque quién sabe, a lo mejor sólo por esto es intereante su lectura. Yo desde luego no seré quien la recomiende.
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