Todos sabemos qué es el low cost, o al menos tenemos una idea muy aproximada. En este libro, Arancha Bustillo y Marta Juste, dos fervientes seguidoras de este sistema de vida, nos enseñan las diferencias más importantes entre una compra low cost y una compra de rebajas, en qué se diferencia una empresa low cost de una empresa tradicional, las “armas” utilizadas por las empresas low cost para poder ofrecer precios bajos sin bajar la calidad, las ventajas y los inconvenientes de comprar low cost.
Y si tras leer este pequeño párrafo introductorio os sale la palabra “low cost” por las orejas, no os cuento cuando leáis este libro.
Cuando empecé a leerlo, me pareció que podía ser interesante ya que te cuentan alguna cosa curiosa y, por supuesto de todo se aprende algo. Pero ya desde las primeras páginas me pareció un poco facilón explicar las cosas poniendo ejemplos muy directos como comparar la Semana Fantástica del Corte Inglés (rebajas) con Mercadona (low cost). En ese momento pensé: Espero que no se limiten a elaborar una lista de tiendas low cost, porque esto lo convertiría en una guia de compras.
Y no, no es una guía de compras, pero lo cierto es que resulta pesado y repetitivo. Los datos de interés, cómo diferenciar una empresa de otra, cómo manejarse entre tanta oferta camuflada, enseñarnos cómo empresas tradicionales intentan pasar por low cost porque está de moda… eso se podría haber hecho en la cuarta parte de páginas, lo que por otro lado creo que favorecería su venta. No es lo mismo leer una novela “gorda”, que nos gusta y que no queremos que se acabe, que leer un libro didáctico “gordo” ¿Quién se lee los libros de instrucciones de los electrodomésticos? Nadie. Pero si éste se limita a cinco o seis páginas que contienen lo esencial, lo leemos todos.
Me parece que este libro peca de paja. Tiene montones y montones de información prescindible. Prescindible por reiterativa. Primero nos dicen grosso modo de qué nos van a hablar, haciendo una breve sinopsis del tema, tipo titulares de los telediarios. Luego nos hablan del mismo y nos introducen brevemente en el siguiente capítulo. Y para acabar nos hacen un cuadro resumen de todo de lo que nos han hablado.
El siguiente capítulo tiene la misma estructura sólo que, además, también nos enlaza con el capítulo anterior.
Así un capítulo tras otro y llegas a la conclusión de que estás dando vueltas al mismo tema sin avanzar en ningún sentido. Puede llegar a resultar aburrido. Eso sin tener en cuenta que a veces nos explican las cosas como si fuéramos tontos. Yo no quiero que venga escrito en argot financiero, pero ¡por favor! que ya me has dicho varias veces que Mercadona es muy barato, no hace falta que luego además me hagas un croquis para que me quede claro.
Cuando cerré el libro, además de estar un poco cansada de su lectura, pensé que, o bien estas chicas pensaba que yo era tonta o bien no tenían ni idea de cómo escribir un libro, que por otra parte, si es su primer libro, sería normal, pero vamos que la editorial debería ser un poco más exigente.
Entiendo que cuesta trabajo pedir dinero por un libro de 20 páginas, pero seguro que en casos como este agradecería un estilo más directo y breve.
Tengo la sensación de haber perdido el tiempo con él. Quizá si lo hubiera dejado en la página 18 ó 20, me hubiera ahorrado mucho tiempo y la información recibida habría sido la misma.
Hacedme caso escritores: Contad lo que tengáis que contar, pero sin rodeos. Otro como menos pundonor que yo, no lo hubiese terminado.
No puedo recomendarlo porque yo no pagaría los 16 € que piden por el libro en papel, pero si cae en vuestras manos, echadle un vistazo que, insisto, siempre se aprende algo. Eso sí, en diagonal.