NOVELA ERÓTICA. Diez recomendaciones de nuestros lectores

Hace cerca de dos años que en este mismo blog publicaba una entrada dedicada a la literatura erótica bajo el título Diez joyas de la literatura erótica. Desde entonces han sido muchos los comentarios que los lectores han dejado recomendando alguna lectura en concreto sobre este género.

He hecho una recopilación de todas estas recomendaciones  y he querido traeros hasta aquí algunas de ellas. Abarcan un amplio abanico de tiempo, desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Son obras que en su gran mayoría no he tenido el gusto de leer, y por tanto no puedo daros mi opinión personal. Insisto en que son recomendaciones de nuestros lectores, y precisamente por ello, he querido traerlas hoy hasta aquí.

Os dejo con ellas.

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ANAÏS NIN: Biografía

Anaïs Nin

Hace hoy 107 años que nació Anaïs Nin, escritora francesa, que vivió casi toda su vida en Nueva York y terminó nacionalizándose estadounidense. Autora de novelas eróticas de estilo surrealista, rompió abiertamente con la literatura patriarcal y le dio una voz a la identidad femenina, aunque fue más conocida por sus “Diarios”, publicaciones en las que nos cuenta su vida y su entorno. Toda su obra constituye un desafío a su época.

Nació el 21 de febrero de 1903, en Neuilly, cerca de París. Hija de padres cubanos, éstos se separaron cuando Anaïs tenía 11 años.

Se fue a vivir a Nueva York con su madre y sus dos hermanos, pasando su infancia con su familia cubana y adquiriendo la nacionalidad estadounidense. El abandono de su padre hizo que se recluyera en sí misma y empezó a escribir un diario para protegerse de la realidad. Este diario, que no dejaría de escribir nunca, llegó a tener 35.000 páginas y fue publicado paulatinamente en varios tomos a mediados de los años 60. Con ellos adquiriría el reconocimiento definitivo como escritora.

En Nueva York asiste a escuelas católicas, pero nunca sería una buena practicante. Deja la escuela con 16 años, y encuentra trabajo como modelo y bailaora de flamenco.

Obsesionada con su padre, del que se creía enamorada, se inicia en el psicoanálisis con Otto Rank, uno de los primeros discípulos se Sigmun Freud, quien le sugiere que escriba para evitar esa obsesión.

En 1923 se casa en La Habana con un banquero neoyorquino, Hugh Guiler, y regresa a vivir a París. Allí escribiría su primer libro, un pequeño ensayo sobre DH Lawrence, escritor que a Anaïs le gustaba leer.

Vuelve a Nueva York y comienza a escribir una historia en la que vuelca sus inquietudes y las del mundo en que se desenvuelve, titulada “La casa del incesto”, pero debido al carácter controvertido de su novela no encuentra editorial para su publicación, por lo que ella misma, con una rústica imprenta, edita éste y otros escritos futuros.

Su pasión por la vida afecta también a sus relaciones amorosas. A pesar de estar casada, siempre se la conocieron amantes, pero sería con Henry Miller, un escritor desconocido en esa época, con quien trabaría una rara e indisoluble relación. La mujer de Miller, June Mansfield, estaba de viaje en París. Cuando June regresa a Nueva York, Anaïs siente una fuerte atracción por ella, que se ve correspondida y se convierten en amantes, transformando su relación en un exitoso triángulo amoroso.

También volvió a encontrarse con su padre, con quien tuvo una relación incestuosa.

A pesar de que sus novelas empezaban a ser reconocidas por público y crítica, ninguna editorial se atrevía con ellas por su alto contenido erótico, por lo que seguían siendo editadas con el propio dinero de la autora.

Junto con Henry Miller, y para sobrellevar una época de penuria económica, llegó a escribir por encargo de un lector anónimo, una serie de cortos relatos eróticos que cobraban a un dólar por página.

Fue la primera mujer occidental y una de las primeras en todo el mundo, que se atrevió a escribir y publicar relatos eróticos, que fueron recogidos primero en su libro “Delta de Venus”, en el que se aprecia una fuerte influencia del antiguo texto hindú Kama sutra, y después en «Pajaritos». Antes de ella, la literatura erótica escrita por mujeres era muy escasa.

Pero al llegar los años 60, Anaïs se decide a publicar sus «Diarios». Es en ese momento cuando le llega el éxito por aclamación popular e irrefutable. Su figura y su obra fue entonces reivindicada por las feministas, movimiento en pleno auge y se la considera pionera en el difícil campo la liberación femenina. Esto no quita para que se la reconociera como persona virtuosa y delicada, que mostró al mundo su «yo» más íntimo en sus diarios.

Estos «Diarios», extremadamente sinceros, íntimos y personales, nos hablan de la vida que vivió y de la gente con la que se relacionó. Gente interesante e influyente relacionada con el mundo de la cultura, tanto su faceta literaria, como artística o incluso del campo de la psicológica. En los «Diarios» podemos observar la obsesión compulsiva por su padre, que les abandonó por una mujer más joven. También nos cuenta sin tapujos su vida licenciosa, o cómo estaba dolida por su poca aceptación como escritora en Norteamérica, sintiéndose ella norteamericana. Su diario era su único refugio personal, su único amigo al que hablaba con amor y sinceridad, desvistiendo su alma.

De algunos de estos «Diarios» hay dos versiones, pues en las primeras publicaciones se evita mencionar a determinas personas que aún vivían y podían sentir malestar por ello. Según iban falleciendo estas personas, se publicaban nuevas ediciones incluyendo la parte previamente censurada. Su esposo Hugo, expresó su deseo de no salir en ninguno de sus «Diarios», por lo que no se le menciona en ningún momento.

Anaïs fue una persona narcisista, lo que la convertía realmente en alguien solitario. Sus amoríos pasaron por todos los posibles tipos de relación, desde el incesto hasta la homosexualidad, ninguna de ellas definitiva y duradera.

Aunque escribió mucho y de manera constante, Anaïs Nin conoció la fama casi al final de su vida. Pocos años después de publicarse sus diarios se la detectó un tumor de ovarios.

Anaïs murió en Los Angeles el 14 de enero de 1977, su cuerpo fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas sobre la Bahía de Santa Monica. Fue una mujer inadaptada, que no quiso o no supo vivir de manera ordinaria.

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