Perry Mason está en su despacho preparando unas merecidas vacaciones junto con su secretaria, cuando aparece, arrolladora, una joven, Rita Swaine, que le quiere contratar. Su novio está implicado como testigo en un accidente de coche, pero el problema es que estaba en el lugar que no debía: En casa de la hermana de la joven.
Antes que novio suyo, lo había sido de su hermana y ésta está inmersa en un divorcio complicado. Su cuñado es muy celoso y malvado y seguro que lo utilizará en contra de su hermana, por eso no quiere que se entere de que estuvo en la casa. Pero además del accidente y su actuación como testigo, está la cotilla de la vecina que les ha visto por la ventana y sabe que le va a delatar.
Hasta aquí todo parece muy superficial, un vulgar caso de divorcio. De hecho Perry Mason no quiere aceptar el caso, pues él es un abogado criminalista, pero hay un detalle que le inquieta y por el que decide aceptar: la joven ha entrado en su despacho con una jaula que contiene un canario. Un canario que cojea por unas uñas mal cortadas.
Los acontecimiento se precipitan y Rita Swaine es acusada del homicidio de su cuñado. Aunque todo apunta hacia ella, Perry Mason la considera inocente y esto le obligará a llegar al fondo del asunto, tropezándose con unos delincuentes que tienen el deseo de hacerse millonarios rápidamente. Pero no es fácil desenmascarar al cerebro de la intriga y esta es la labor que se impone nuestro detective. Y como os imaginaréis, con éxito y de un modo muy espectacular.
Aunque leo muchas novelas policíacas, hacía mucho que no leía una que además incluyera actuaciones judiciales. Una novela fácil de leer, escrita con un estilo desenfadado y nada complicado. Lo que no quiere decir que la novela no sea buena, por el contrario me ha gustado mucho (le he dado tres antifaces, pero que realmente son 3 y medio) y además, no he podido descubrir al sospechoso hasta que lo hace el propio Perry Mason y, teniendo en cuenta que he leído muchísimas novelas de este tipo, me considero una experta en detectar sospechosos. Os la recomiendo, ésta o cualquier otra aventura de este abogado/detective, sobre todo para leer cuando no apetece meterse en nada más profundo. ¿Es una novela negra?, quizá, pero su brevedad hace que la trama no se enrede nada más que lo justo. Nada que ver con otros autores de auténtica novela negra como la Sra. Christie ni, por supuesto, como Stieg Larsson.